Silvia, delegada de Karate, me pidió que le echase una mano con unas galletitas que queria regalar a los peques por su exhibición final de curso de karate.
Ella las horneó, y entre las dos les plantamos el kimono y el escudo del dojo de los peques.
Así quedaron, y los niños encantados, duraron lo que se suele decir "menos que un caramelo en la puerta de un colegio".
Ella las horneó, y entre las dos les plantamos el kimono y el escudo del dojo de los peques.
Así quedaron, y los niños encantados, duraron lo que se suele decir "menos que un caramelo en la puerta de un colegio".
No me extraña que no duraran, quedaron monísimas. Besitos.
ResponderEliminar